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viernes, julio 26, 2024

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USA expresa preocupación a Perú por creciente control chino de infraestructura local

Empresas chinas han estado comprando activos energéticos, mineros y portuarios en América Latina en los últimos años, pero la escala de las inversiones de Beijing en Perú, junto con su posición estratégica, ha causado especial preocupación. Tanta, que Washington ha planteado la cuestión directamente a Lima.

«En los grandes temas geoestratégicos, el gobierno peruano no está suficientemente concentrado en analizar los beneficios y amenazas para el país», dijo un alto funcionario americano al Financial Times, bajo condición de anonimato.

El portavoz del primer ministro peruano no respondió a las solicitudes de comentarios, pero una fuente cercana al gobierno reconoció las preocupaciones de Estados Unidos: «El problema principal es ese… El capital chino ha adquirido empresas eléctricas, mineras y otras. Geopolíticamente hablando, sus preocupaciones estarían justificadas», señaló el consultado.

En abril pasado, la energética de capitales italianos, Enel, anunció que vendería su negocio eléctrico en Perú, que suministra energía al norte de Lima, a China Southern Power Grid International por USD 2900 millones. El resto del suministro eléctrico de Lima se vendió tres aos antes a otra empresa china, Three Gorges Corporation. Three Gorges también es propietaria de Chaglla, una de las represas hidroeléctricas más grandes del país incaido.

Por si fuera poco, la empresa estatal china de transporte y logística, Cosco, construye un megapuerto de aguas profundas en Chancay, 70 kilómetros al norte de Lima, el que tendrá capacidad para atracar los buques de carga más grandes del mundo, desplazando el tráfico marítimo de los puertos del Pacífico de Chile, Ecuador y Colombia. El proyecto cuesta USD 3600 millones y se inaugurará a finales de 2024, coincidiendo con la visita del presidente Xi Jinping para la cumbre de APEC: «Debería ser de gran preocupación para el gobierno peruano que toda la infraestructura del puerto de Chancay quede bajo el control de una potencia extranjera», dijo el funcionario, haciendo referencia a que Cosco tiene una participación del 60% de Chancay, mientras que la minera peruana Volcan posee el resto. Sin embargo, el ministro de Transportes y Comunicaciones de Perú, Raúl Pérez-Reyes, dijo que su nación «es un país soberano y establece sus relaciones internacionales sobre esa base».

Washington ha sugerido a varios países latinoamericanos que cada uno cree un comité gubernamental para examinar la inversión extranjera en sectores estratégicos, por motivos de seguridad nacional, siguiendo el modelo del Comité interinstitucional sobre Inversión Extranjera en Estados Unidos, conocido como CFIUS.

El embajador de China en Perú, Song Yang, ha promovido el proyecto del megapuerto, indicando que «China está apostando a que Chancay se convierta en el Shanghai del Perú». Sin embargo, existe la preocupación de que Chancay pueda repetir un patrón visto en otros lugares, donde las empresas chinas construyen instalaciones portuarias de doble uso. En este caso, diseñada para el tráfico de carga, pero lo suficientemente grande como para ser utilizada por la marina de Beijing para reabastecer a sus buques de guerra.

Gonzalo Ríos Polastri, subdirector general de Cosco Shipping Ports Chancay Perú y ex almirante peruano, dijo que la inversión de China en Chancay fue 100% comercial y agregó que «esta es una inversión de empresas privadas de acuerdo con las reglas del mercado. Puede tener diferentes lecturas geopolíticas, pero no es una inversión que tenga ningún tipo de implicación para la seguridad nacional».

El gobierno chino insiste en que el compromiso con el beneficio mutuo es una piedra angular de sus proyectos de infraestructura en el extranjero, un enfoque que contrasta con lo que llama la búsqueda de hegemonía y ventaja geopolítica por parte de Washington en América Latina. Song ha pedido a los medios peruanos que «informen de manera justa y objetiva» sobre las relaciones entre China y Perú.

Las empresas chinas han adquirido participaciones en puertos de toda América Latina, además de construir redes móviles 5G y estaciones de monitoreo espacial: «Están en la línea de 20 yardas hacia nuestra patria», dijo en agosto pasado la general Laura Richardson, jefa del Comando Sur de Estados Unidos. Por su parte, Evan Ellis, profesor de Estudios Latinoamericanos en la Escuela de Guerra del Ejército de Estados Unidos, dijo que los chinos «están buscando rehacer el mundo para su propio beneficio económico… y la infraestructura portuaria es parte para que eso suceda». Por otro lado, las empresas occidentales dan pasos lentos para reducir el riesgo de China.

Si Beijing decidiera contar con una instalación naval en la costa del Pacífico de América, «Chancay es grande, es de aguas profundas y está lo suficientemente lejos de Estados Unidos» como para poder sobrevivir en caso de hostilidades, por lo que podría ser «concebible» que el país asiático pudiera utilizarla para reabastecer a buques de guerra, como ya ocurrió con el puerto de Hambantota, construido por China, en Sri Lanka, añadió Ellis.

Los inversores chinos habían irritado a Estados Unidos al intentar en 2018-19 al arrendar casi la mitad de la costa de El Salvador para un puerto y una serie de zonas francas. Washington presionó al gobierno salvadoreño para que abandonara la idea, dijeron diplomáticos familiarizados con el asunto.

Con información de Financial Times

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